Diario de avisos. 11-05-1903. Número 1490

La histórica y culta Coca, respondiendo a antigua tradición, celebra sus fiestas patronales en el día de “La Invención de la Santa Cruz” y en los dos siguientes, en vez de hacerlo en el de la Purísima Concepción que es la patrona de esta parroquia.
La razón que los antiguos habitantes de esta villa tuvieron para hacer tal traslado no pudo ser otra que la de huir del temporal de fríos y nieves que reinar suele en el mes de Diciembre, escogiendo los templados y primaverales días del mes de Mayo como los más a propósito para celebrar con esplendor y comodidad las fiestas indicadas.

Este año, sin embargo, el tiempo ha sido frío y desapacible, lo cual habrá contribuido no poco a que la concurrencia de forasteros con ser muy numerosa no lo haya sido tanto como era de esperar.
La población ha estado bastante animada durante los días de las fiestas, y el círculo de recreo, el teatro y el salón de baile se han visto muy concurridos.
Como preliminares de la fiesta se celebraron el día 2 solemnes vísperas en esta parroquia; y en la noche de este día tuvo lugar en la Plaza pública una animada velada en la que los instrumentistas de Renedo, Angel Velasco y Hermenegildo Lerma, que de tanto renombre gozan en todas las provincias de Castilla y que, en verdad, son unos maestrazos, hicieron las delicias del numeroso público que acudió a escucharlos. El señor Velasco ha conseguido hacer de la gaita un instrumento armonioso y agradable con las modificaciones que en él ha introducido (porque es constructor de tales instrumentos) y nos explicamos perfectamente que haya conseguido tantos diplomas de mérito en los numerosos concursos a que ha asistido.

La mañana del día 3 amaneció diluviando y así continuó hasta las once de la misma, haciendo presumir que no podría tener lugar la solemne procesión que en tal día se celebra.
La misa se celebró con la gran solemnidad aquí acostumbrada, y la oración sagrada estuvo a cargo del ilustrado coadjutor de Iscar, D. Teodoro Dimas Alonso, que hizo un discurso elegante y correcto, siendo escuchado con gran atención por el numeroso concurso de fieles que llenaba el templo.

Contra lo que se esperaba, al fin pudo salir, después de la misa, la procesión, que recorrió todo el trayecto acostumbrado, y a la una de la tarde terminó la solemnidad religiosa, retirándose todo el mundo a sus hogares a fortalecer el estómago para dedicarse después a las expansiones consiguientes en tales días.

En la tarde del día 3 hubo distracciones para todos los gustos: así, pues, mientras el numeroso elemento joven acudía a la plaza pública a gozar de las delicias del baile y escuchar al afamado gaitero antes nombrado, las personas más serias se dirigieron a los salones del “Círculo Caucense”, que se vieron materialmente llenos, y en donde se organizaron numerosas partidas de tresillo, billar y otros juegos, al igual de lo que ocurrió en algunas casas particulares.
Puede decirse que lo más saliente de las fiestas aquí celebradas han sido las funciones teatrales y los bailes organizados por la sociedad “Electra”, a la que su joven presidente, D. Jesús González, con actividad y celo poco comunes, ha conseguido colocar a una altura verdaderamente envidiable.

En la noche del día 3 se puso en escena en el Teatro el famoso drama de Dicenta titulado “Juan José” en el que tomaron parte las señoritas Merino y Medialdea; la señorita Casado, y los señores González (D. José), Yuste, Díaz, Espías, Pozo (D. Gregorio), Sanz (don Celestino y D. Florencio), Santos y García.

La interpretación de la obra estuvo magistralmente hecha, y todos los actores y actrices cosecharon aplausos justamente merecidos. Hemos de hacer, sin embargo, especial mención del inteligente joven D. José González que estuvo inimitable en el papel de Juan José, y al que se debe seguramente el buen éxito de las funciones teatrales aquí representadas. ¡Lástima que este joven, en quien todos reconocemos especiales actitudes para la escena, no pueda cultivar el arte escénico en más ancho campo!

También se distinguieron muy notablemente el aventajado joven don Victoriano Yuste en su papel de “Paco” y los señores Díaz, Espías y Pozo en la interpretación de los suyos “Andrés”, “Ecano” e “Ignacio” respectivamente.
Después de la representación del “Juan José” se puso en escena el juguete cómico “Variedad en la locura” que también fue bien interpretado.

En esta misma noche, y a la vez que la función teatral, se celebró gran baile en un salón habilitado al efecto y con la música del magnífico piano de manubrio que posee la sociedad “Electra”. Este baile estuvo muy concurrido, observándose en él un orden perfecto.
Al día siguiente, o sea el día cuatro las mismas diversiones, los mismos bailes y mayor animación por haber mejorado algo el tiempo. Por la tarde, muchísimo baile de rueda, en el que se vieron muy bonitas muchachas y por la noche gran función de teatro en el que se puso en escena el melodrama de don Valentín Gómez “El soldado de San Marcial”.

En esta representación tomaron parte la señora Casado; las señoritas Valbuena (Luisa y Modesta), Medialdea y Merino; la niña de cinco años Sofía Gallego, y los señores Pozo, Yuste, Díaz, González, Sanz, Gómez, García y Rodríguez.
El éxito, completo; la entrada, un lleno, a pesar de ser relativamente caras las entradas.
Tenemos que hacer los mismos elogios de los actores, porque todos cumplieron como buenos, sintiendo mucho que la extensión que va tomando esta crónica no nos permita particularizar.
También tenemos que hacer grandes elogios del público que concurrió al teatro, pues no pudo reinar más orden ni mayor compostura. ¡Bien por el público de Coca, que así sabe dar pruebas de sensatez y de cultura!

En la misma noche se representó también el juguete cómico “El chiquillo”, por la señorita Luisa Valbuena y el Sr. D. José González. La señorita Valbuena, que por cierto lucía un hermoso mantón de Manila, representó muy bien su papel, a pesar de estar algo afónica, y del señor González nada hemos de decir, pues éste siempre trabaja bien.

Como final de fiesta se celebró en el salón del Teatro en la noche del cinco un baile dedicado por la sociedad “Electra” a sus socios el cual estuvo tan animado como era de esperar.
Hemos tenido pues en esta villa cuatro días de jolgorio, y a pesar de tanta fiesta, no sabemos que haya ocurrido ningún suceso desagradable, lo cual no puede menos de llenarnos de satisfacción.

Extraído del libro "Crónicas de antaño" de Luis Sanz Rodríguez.